Virus de la Tilapia de Lago, ¿qué es y cómo afecta?

Virus de la Tilapia de Lago, ¿qué es y cómo afecta?

Está claro que a pesar de que la tilapia es una especie muy resistente y tolerante a las condiciones de cultivo intensivo, y puede habitar en ambientes con características muy variadas, sigue siendo un organismo que puede ser afectado por distintas enfermedades de origen viral, bacteriano, fúngico o parasitario. Dentro de las afecciones bacterianas, las más comunes son las causadas por Aeromonas spp. y Streptococcus spp., entre los hongos no es raro encontrarse con Saprolegnia spp. en los cultivos, y entre los entes parasitarios podríamos nombrar la Chilodonella spp. que puede causar gran daño a las branquias en los peces. Los brotes bacterianos suelen controlarse con antibióticos, los hongos y los parásitos pueden ser tratados con baños salinos. Sin embargo, dentro de las enfermedades que han causado mayor temor en el cultivo de tilapia a nivel mundial, por su alta tasa de mortalidad, es el Virus de la Tilapia de Lago. Fue tal el impacto causado por esta enfermedad que la FAO emitió una alerta especial, la número 338 del 26 de mayo del 2017, en donde se llamaba a los países productores a extremar las medidas de control y vigilancia sobre las actividades de cultivo.

El TiLV o virus de la tilapia de lago es un Ortomyxovirus descrito por primera vez por Eyngor et al. en el año 2014 que ataca a todas las especies de tilapia de importancia comercial del género Oreochromis spp. en cultivos de agua dulce y en ambientes salobres, principalmente en etapas tempranas de alevinaje. También se han descrito brotes de la enfermedad en tilapias silvestres del género Sarotherodon spp. (Bacharach et al., 2016). Aún no está claro si existe alguna correlación entre los brotes de la enfermedad y ciertas condiciones ambientales tales como la salinidad o la temperatura, pero si se sabe que el estrés causado por el manejo de los planteles puede desatarlos muy rápidamente. Esta enfermedad presenta una signología clara: lesiones oculares a nivel del cristalino, erosiones dérmicas severas, inapetencia, nado errático y letargia. Los principales órganos afectados además de los ojos, son el cerebro y el hígado (Eyngor et al., 2014). Como ya se mencionó anteriormente, el virus es más violento en alevines y puede causar pérdidas de hasta el 90% de los planteles afectados en esta etapa (Dong et al. 2017), mientras que en animales de mayor tamaño la mortalidad descrita puede alcanzar el 9% (Fathi et al., 2017). Al tener una tasa de mortalidad tan alta, el riesgo económico y social para la industria acuícola y para las comunidades que viven de la pesca de la tilapia, es muy grande.

La presencia del virus ha sido notificado por las entidades oficiales en Colombia (Bacharach et al. 2016), Ecuador (Ferguson et al., 2014), Mexico (SENASICA, 2018), Israel (Tsofack et al., 2016), Tailandia (Dong et al., 2017), Egipto (Fathi et al., 2017), India (Behera et al., 2018), Malasia (Amal et al. 2018) y Filipinas (OIE, 2017). Sin embargo, existen países como Ghana y Zambia que han reportado altas mortalidades en alevinos pero no hicieron las investigaciones para descartar o confirmar la causa de dichos eventos. Si bien el origen no está claro, la enfermedad se propagó rápidamente debido, principalmente, a la ausencia previa de protocolos sanitarios y de bioseguridad estrictos en la industria de la tilapia para el transporte y distribución de semillas, y de esta manera alevines infectados fueron diseminados por todo el mundo. Además, al ser un virus, los métodos de análisis de presunción (cultivo celular 10 días) y confirmación (RT-PCR, 7-15 días)  no son rápidos y esto da tiempo suficiente al virus para multiplicarse e infectar a toda una granja.

Si bien todavía no hay vacunas, la totalidad de los países que son grandes productores de tilapia, como China e Indonesia, han extremado las medidas sanitarias, y diseñado programas de vigilancia y monitoreo activo, para evitar el ingreso y posible propagación del virus. Mientras empresas internacionales privadas trabajan para generar una vacuna contra la cepa más común del virus, en Colombia un laboratorio local ya llevó a cabo pruebas exitosas con biotecnología de interferones (CORPAVET, 2017). Los interferones son la primera línea de defensa contra los virus, son proteínas generadas por las mismas células del organismo ya infectadas, que protegen a las demás células de la rápida replicación de los virus, mediante el bloqueo de las partes específicas de conexión, es decir, los interferones ocupan el lugar que el virus necesita para ingresar a la célula y replicarse.  Esta tecnología, si bien NO es una cura para la enfermedad, sí evita la rápida replicación y crecimiento celular del virus. Hasta ahora, en las pruebas realizadas se pudo reducir la mortalidad a niveles normales en cuestión de días.

 
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